martes, 9 de enero de 2007

La frase

Frase textual con la que fui obsequiado el domingo :
" ¿ Recuerdas aquellos botellones que hacíamos a los dieciocho años y donde nos lo pasábamos tan bien ? Pues ya estás más cerca de los cuarenta que de esos botellones. "
Así que, por más que me pongo a escribir relatos optimistas e historias positivas como me prometí a mí mismo con la entrada del año, mi mente regresa inevitablemente a la frasecita de marras y no sé si hundirme en la nostalgia tipo Rachel en similar situación o montarme un botellón en el parquecito de debajo de mi terraza...
Y el hecho es que cuando se reunen los vecinitos ahí debajo a darle a la frasca a mí me molestan sus gritos, me preocupa su embriaguez y me sorprende su incapacidad de sentir frío, al mismo tiempo que me acurruco en el sillón con la mantita alrededor de mi torso, me fijo en el polvo que acumula la estantería y me sumerjo interesado en el canal economía para constatar el susto que me pegará el Euribor en la próxima revisión.
Quizá no ande tan descaminado el autor de esa frase, quizá no sólo sea una cuestión numérica, quizá ya no desee con tanta vehemencia la llegada de Gandalf a la ciudad, quizá ya no retire hastiado la mirada de los bebés que me presentan, quizá ya prefiera la luz del día a los rigores de la noche. Y esto último además ni siquiera tiene lógica puesto que a la luz se ven más las arrugas, los sinsabores, las cicatrices de la vida ( corta vida, ya lo sé, pero van quedando lejos esos botellones...). Y la firmeza, la determinación, la sonrisa de la experiencia previa. No, no siempre la lógica posee la verdad.
Ladran luego cabalgamos. Quizá ya esté en disposición de dejar huellas, quizá tenga la llave de puertas desconocidas hasta ahora, quizá el alcohol de esos botellones sea la adrenalina actual de mis células, quizá deba brindar con mis vecinitos desde mi terraza por su recién estrenado futuro, por mi recién estrenado presente, por nuestro recién recordado pasado.
Y dar las gracias por esa frase. Por todas las frases que llevo oídas en treinta años y por todas las que espero oír, leer, escribir, recitar...sentir.
Sí, quedan lejos esos botellones, muy lejos, pero en el Garito siguen poniendo pipas, la Chica de Ayer no es de Enrique Iglesias ( al que le sorprenda, por Dios que abandone este blog inmediatamente ) y a Marty Mcfly no le tiembla el pulso.
Y lo que queda.